ARTÍCULO
Digitalización frente a Transformación Digital
La popularización de internet ha supuesto un cambio de paradigma, pero a veces, el desconocimiento o una divulgación poco acertada pueden llevar a equívoco. Por ejemplo, términos como digitalización o transformación digital se emplean a menudo fuera de contexto o indistintamente… cuando son dos conceptos muy diferentes.
No es lo mismo emplear herramientas digitales que acometer una transformación digital. Veámoslo de forma más detallada.
¿Qué se entiende por transformación digital?
La transformación digital es aplicar las nuevas tecnologías (o no tan nuevas, porque internet es ya de uso común) a toda la cadena relacionada con el producto: diseño, fabricación, montaje, distribución, comercialización…
La transformación digital implica transformar un modelo de negocio para satisfacer las nuevas necesidades del cliente digital, que cada vez cobra mayor protagonismo.
Es decir, llegar a todos los clientes potenciales que trabajan en una nueva economía interconectada.
Pero la transformación digital va mucho más allá.
También entronca en la rama industrial dentro del ámbito de la Industria 4.0, empresas industriales que buscan adaptarse al entorno digital ayudándose del Big Data, la Automatización o la Inteligencia Artificial, dando pie a las nuevas Smart Factories.
Sin embargo, es importante no confundir la herramienta con el objetivo.
Por ejemplo, montar un CRM, emplear el marketing digital o abrir una tienda online son, en definitiva, herramientas (herramientas digitales en nuestro caso); informatizar la empresa y su funcionamiento al completo, es en cambio un objetivo.
Los objetivos de una fábrica inteligente son, entre otros, emplear mejor los recursos, ser más respetuosa con el medioambiente, más eficiente y flexible, o garantizar una mejor comunicación entre los distintos eslabones de la cadena de producción y con el cliente.
Y para eso utilizamos herramientas digitales.
El fallo de creer que la digitalización lo es todo
La digitalización no es otra cosa que convertir lo tradicional en digital, y aunque contribuye desde luego a la transformación digital, no implica necesariamente este proceso transformador.
De hecho, una digitalización sin un adecuado planteamiento y realizada de forma inconexa puede traer más problemas que soluciones, algo similar a lo que ocurre a veces con la administración.
En este ejemplo concreto, la obligación de realizar determinados trámites online ha destapado una digitalización que se ha quedado en la superficie, con webs colapsadas o procesos online farragosos, muy complicados de realizar para los usuarios.
Si queremos emprender un proceso de transformación digital, tanto la empresa como el cliente deben estar perfectamente adaptados a la era digital.
Un ejemplo práctico pudiera ser cuando una persona realiza un trámite en el banco para el cual le solicitan las nóminas: unas nóminas que ya le son ingresadas mes a mes en la cuenta de la misma entidad bancaria.
Es posible que esta persona pueda recibir, consultar y enviar las nóminas en digital, por lo tanto, el proceso ha sido digitalizado. Pero, con un adecuado replanteamiento del proceso, esta información podría conseguirse de forma automática.
Estamos ante un caso de digitalización, pero no de transformación digital, ya que en esencia el proceso es el mismo que cuando íbamos a la ventanilla con nuestras nóminas.
¿Por qué emprender un proceso de transformación digital?
Transformar una empresa no es algo sencillo, es cierto. Por si fuera poco, implica una inversión en una materia que todavía genera muchas dudas especialmente en las empresas más tradicionales.
Pero con la Revolución Industrial 4.0, y de igual modo que sucedió con la extinción de empresas artesanas en la revolución industrial, las empresas que no acometan un proceso de transformación digital tendrán mucho más difícil sobrevivir.
En ALTERTECNIA contamos con un Asesor 4.0 para ayudar a nuestros clientes en sus procesos de digitalización y transformación digital, aumentando la competitividad y la rentabilidad.
