Insonorización en naves industriales

ARTÍCULO

Insonorización en naves industriales: cómo mejorar el confort acústico sin perder funcionalidad

El confort acústico sigue siendo el gran olvidado en el diseño y reforma de espacios industriales. Se priorizan aspectos como la iluminación, la ventilación o la distribución, pero el ruido queda en un segundo plano… hasta que empieza a afectar de verdad.

Y lo peor es que muchas veces se asume como algo inevitable. Como si trabajar rodeado de máquinas, ventiladores o sistemas de extracción ruidosos fuera parte del trato. Y no es así.

Insonorizar una nave industrial no tiene por qué ser complicado ni comprometer la funcionalidad del espacio. Con una intervención bien planteada, es posible reducir el ruido y mejorar el día a día sin interrumpir la actividad. En este post te contamos cómo.

 

¿Por qué suelen ser tan ruidosos los espacios industriales?

En este tipo de espacios, no suele haber una única fuente de ruidos. En la mayoría de naves, la contaminación acústica proviene de una combinación de elementos que se suman y se amplifican entre sí.

Por un lado, están las máquinas: compresores, cintas transportadoras, sierras, tornos, sistemas de bombeo o climatización… A eso se añaden golpes y vibraciones derivados de procesos de carga y descarga, manipulación de materiales o movimiento de estructuras metálicas.

También influye el tipo de construcción. Las naves suelen estar formadas por superficies duras, planas y abiertas, como paredes de chapa, techos altos y suelos de hormigón. Todo eso favorece la reverberación del sonido: el ruido no se disipa, sino que rebota y se multiplica.

Además, cuando hay techos muy altos o espacios diáfanos, el sonido viaja más y se vuelve difícil de controlar. Y si el aislamiento exterior es deficiente, se cuelan ruidos del entorno (tráfico, otras naves, climatología).

El resultado es un entorno ruidoso y poco confortable, donde muchas veces no se identifica un solo foco, sino una suma de factores que actúan al mismo tiempo.

 

¿Solo molesto? No. El ruido puede salir muy caro

Cuando el entorno de trabajo es ruidoso, las consecuencias van mucho más allá de la incomodidad. Afecta directamente al rendimiento, al clima laboral y a la seguridad. Y todo eso, sumado, tiene un coste claro para la empresa.

  1. Baja productividad: el ruido continuo dificulta la concentración. En muchos casos, obliga a repetir indicaciones, revisar procesos o resolver errores que podrían haberse evitado con una comunicación más fluida.
  2. Riesgos para la salud: exponerse a niveles altos de ruido durante toda la jornada puede derivar en fatiga auditiva, estrés, dolores de cabeza, tensión muscular o incluso pérdida de audición a largo plazo. 
  3. Aumento de errores y accidentes: cuando hay dificultades para oír una advertencia, una alarma o incluso una simple orden, se incrementa el riesgo en el espacio de trabajo, sobre todo en lugares con maquinaria o vehículos.
  4. Peor ambiente laboral: el ruido constante provoca saturación e irritabilidad. Con el tiempo, esto impacta en la moral del equipo.
  5. Mala imagen para clientes o visitas: en naves que reciben proveedores, socios o clientes, el ruido transmite tensión. No es el mejor ambiente para presentar un proyecto o un servicio si se quiere proyectar profesionalidad y confianza.

Por todas esas razones, actuar a tiempo para controlar los ruidos en naves industriales es una decisión inteligente, no solo desde el punto de vista técnico, sino también económico y estratégico.

 

Soluciones de insonorización que no comprometen la operativa

Uno de los grandes temores al plantear una intervención acústica en una nave es este: ¿Vamos a tener que parar todo para hacerlo?

La respuesta es no, si se hace con criterio.

Existen soluciones específicas para entornos industriales que permiten reducir significativamente el ruido sin necesidad de interrumpir la actividad, desmontar instalaciones ni perder funcionalidad. La clave está en analizar bien el espacio y aplicar medidas que se integren en el flujo real del trabajo.

 

1. Materiales adaptados al entorno industrial

No todo vale. En naves industriales se trabaja con materiales que resisten el uso intensivo, la suciedad o la humedad, y lo mismo debe aplicarse al aislamiento acústico. Algunas soluciones habituales son:

  • Paneles fonoabsorbentes: instalados en techos o paredes, reducen la reverberación sin restar espacio útil.
  • Espumas técnicas o placas perforadas: ideales para áreas con maquinaria fija, porque actúan directamente sobre la fuente de ruido.
  • Cerramientos acústicos parciales: en torno a zonas críticas, como compresores o sistemas de extracción.

Estas opciones se pueden colocar sin desmontar estructuras y permiten intervenir de forma progresiva.

 

2. Intervenciones por fases o por zonas

No hace falta intervenir toda la nave a la vez. Una buena planificación permite actuar por fases, empezando por las áreas más conflictivas. Esto facilita la compatibilidad con los turnos de trabajo y evita parones en la producción.

Además, hay soluciones modulares o autoportantes que se pueden montar sin obra y mover en el futuro si cambian las necesidades.

 

3. No todo es aislamiento: el acondicionamiento también cuenta

En muchos casos, el problema no está solo en el volumen del ruido, sino en cómo se comporta dentro del espacio. Por eso es importante distinguir:

  • Aislamiento acústico: evita que el ruido salga o entre de una zona concreta.
  • Acondicionamiento acústico: mejora la calidad sonora dentro del espacio, reduciendo el eco y la reverberación.

En una nave, el acondicionamiento puede tener más impacto inmediato y menos complicaciones técnicas. Y, bien planteado, mejora notablemente la percepción del ruido por parte del equipo.

En ALTERTECNIA te ayudamos a optimizar tu espacio industrial con una visión global, para que cada reforma tenga un impacto real en la eficiencia, el confort y el rendimiento del trabajo diario.

Cuéntanos qué necesitas mejorar. Te ayudamos a encontrar la mejor solución para tu espacio.

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